sábado, 15 de septiembre de 2012

Entrenarse incluso para DORMIR

Todos los profesionales, de cualquier ámbito, se entrenan habitualmente para seguir siendo los mejores o simplemente buenos, o incluso sólo para poder continuar con los mismos beneficios sin verlos reducidos.

El extraordinario jugador de ajedrez o de fútbol, el actor, la cantante de moda, el médico, el nadador, el aprendiz de nadador (como yo), el estudiante y, en suma, todo el mundo que quiere mejorar en una actividad cualquiera o simplemente mantenerse en ella, precisa ENTRENARSE.

Nada nos es dado de manera regalada. Todo requiere dar el primer paso, luego el segundo y, una vez que se domina el asunto, seguir entrenando, que por otra parte, cada vez que nos sentimos más dominadores de ese asunto, más nos va a atraer seguir entrenando, y lo que inicialmente nos costó mucho trabajo, con el paso de los días (y cuando nos sentimos vencedores del reto que inicialmente nos supuso) lo hacemos con verdadero agrado.

Pues eso es necesario para todo: empezar a andar y perseverar hasta que se encuentre placer en hacerlo (placer por el mero hecho de hacerlo o por los beneficios que ello reporta y que son fácilmente comprensibles).

Pero el aprendizaje y el entrenamiento se precisa para todo, incluso para lograr dormir 8 horas diarias: si sabes que necesitas dormir más tiempo del que duermes, porque al final de la semana te encuentras agotada (por la acumulación de actividades que no se vio correspondida con la consiguiente recuperación por las horas de sueño convenientes), tienes que marcarte unos objetivos y empezar a aprender, PRACTICANDO, ENTRENÁNDOTE, pero de no e cualquier manera, sino como si te estuvieses preparando para un examen de la Alianza Francesa: practicando un día tras otro hasta que te salga correctamente y sin fallos la redacción o, en este caso, la duración del sueño. Y para ello debes fijarte un horario claro todos los días para acostarte y otro para levantarte. Lo mejor sería ser muy estricto con esos horarios, hasta que logres quedarte dormida en un tiempo razonable (15 ó 20 minutos) y logres dormir el objetivo fijado de 8 horas, debes insistir en acostarte, por ejemplo a las 22:00, apagar la luz a las 22:10 y levantarte a las 6:30. Así un día y otro día, hasta que lo consigas. Y seguro que lo conseguirás, porque aunque los primeros días, obviamente no lo vas a lograr, según pasen los días (y algo ayudada con el cansancio acumulado, si no lo recuperaste haciendo trampas durmiendo en clase, a la siesta, o durmiendo más de 8 horas algún día) lo lograrás con toda seguridad, simplemente porque tu cuerpo lo necesita y aunque tú no seas muy inteligente, tu cuerpo sí lo es, ¡sólo tienes que permitirle que lo haga, entre lo que está el acostarte a las 22:00 y apagar la luz un día tras otro! ¡Y entrenarse hasta lograrlo, como en todo!